REFLEXIONES SOBRE EL SER UNIVERSAL * |
Todo acto creativo es bello porque reproduce el gesto primordial que el hombre sacraliza al recrearlo. Todo obedece a arquetipos. No hay nada fuera de ellos y en la medida en que el hombre es consciente de ello los toma como su modelo y ejemplo; no hay nada fuera del arquetipo. Es el orden en el cual se manifiesta la Unidad en toda la Creación repitiéndose siempre en todos los planos. Basta penetrar la apariencia de las cosas y los seres, de los mitos, los ritos y símbolos para ver que todo responde a una realidad otra, viva, que es la verdadera, y que el hombre mismo puede descubrir, traspasando lo aparente que a su vez manifiesta y oculta la esencia única. Las formas visibles manifiestan formas invisibles que provienen de ideas que a su vez producen imágenes conformando la visión, análoga al discurso del Verbo, la Palabra, o el sonido del Fiat Lux que conducido por el aire y el viento penetra en el oído, como un soplo, produciendo la audición. Estas visiones y audiciones conducen en última instancia a Aquel que las produce, las genera. Un Pensamiento Eterno, una mente que concibe todo, es todo y está en todo siempre –Uno– que siendo la primera determinación se le suele nombrar en términos negativos, pues por su propia naturaleza es innombrable, incognoscible, indescriptible. Sólo se le conoce por su manifestación cuando, al desplegarse la unidad, se fragmenta ilusoriamente desde la perspectiva del hombre quien no puede concebirla si no es por la dualidad, o sea, el sujeto que conoce y lo otro. Y es más, no es el hombre como tal quien conoce sino en tanto que él está comprendido en la Unidad, la cual yace en el centro de su corazón, que a través de la sangre impulsa, anima e ilumina todos los sentidos transformándolos en verdaderos receptores y traductores de lo más íntimo y misterioso, percibido por mediación de la Belleza de la que dice Ficino
Pero para conocerle hay que descubrir a Isis tras los velos con los cuales se oculta, es decir, tal como lo hace aquella Gracia de "La Primavera" de Botticelli que está de espaldas con la mirada hacia Hermes quien separa o penetra con su varita las nubes, desvelando los misterios de la Sabiduría. En otras palabras, remontarse a los principios, a la ontología, de donde emanan el orden y las ideas, la creación manifestada por númenes-dioses, ángeles arquetípicos por medio de los cuales revivimos las gestas míticas originales, verdaderamente heroicas por la naturaleza de los obstáculos e impedimentos causados por el olvido, nuestra falsa identidad y la ilusión, además de la atracción cada vez mayor hacia lo más bajo y obscuro impulsada por los tiempos cíclicos acelerados que nos toca vivir apagando la llama y cerrando el espacio a toda luz. Pero tan poderoso es el imán de lo verdadero que al que se entrega a su atracción, a la Voluntad Divina, le es permitido por su cercanía recibir los destellos y percibir el misterio inagotable por mediación de la Belleza y la Armonía en todo, o sea por el Amor que todo une, es decir, en las verdaderas nupcias de lo celeste y lo terrestre, propiciadas por Venus, en la perfecta unión. Vista así, la individualidad es un intermediario, un vehículo en el cual acontece un proceso arquetípico y que a su vez conduce a la Verdadera Identidad, u Hombre Verdadero donde se trasciende lo individual para fundirse en lo Universal pudiendo acceder al auténtico Origen, la Quinta Esencia. El hombre, como centro del universo que es, comprendiendo y sometiéndose a la función que le toca, a través del sacrificio, ocupando el lugar central que le corresponde –como lo atestiguan todas la culturas tradicionales– en la estructura y orden generado por la Unidad, de la cual es parte y está contenido, es que es, o sea, que se es en la medida que se entra en la unidad de un orden. Y sólo allí, siendo plenamente Uno podrá intuir lo que está más allá del Ser, desapareciendo o fundiéndose en el No Ser, lo no determinado, el No Saber, la Quietud Absoluta, la última identidad. |
NOTA | |
* | Este trazado pertenece al volumen de arquitectura: La Logia Viva, Simbolismo y Masonería, publicado por Ed. Obelisco, Barcelona, julio 2006. |
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