Desde el primer capítulo de este interesante estudio el autor señala el punto de vista con que encara su investigación y nos sumerge inmediatamente en la música de las esferas y la relación de la escala con el cosmos, figurado por los siete planetas, todo ello regido por las leyes del número, según lo comprendieron Pitágoras y Platón. La música es por lo tanto una simbólica y el autor citando a Jacques Chailley repite: "El mundo es música y la música es número. La música es pues símbolo, manifestación sensible de la estructura del mundo. Profundizar las leyes numéricas de la música es el medio más seguro de llegar al conocimiento, por analogía, de las leyes más secretas del Cosmos". Esta idea guía sus investigaciones que lo llevan a estudiar los distintos instrumentos antiguos, particularmente los citados en la Biblia, investigar por medio de la historiografía, y otros muchos temas en el terreno propiamente musical, como igualmente en su relación con el símbolo, la numerología, la astrología, el color, el blasón, las cartas del Tarot, es decir la iconografía etc., caminos simbólicos que confluyen y alternan entre sí, complementándose de un modo analógico-mágico, lo cual señala una vía simbólica que tiene a la música y a su desarrollo histórico en Occidente, desde la época griega, como base del proceso del Conocimiento; un esoterismo musical, bien comprobado en autores de la talla de Mozart, Liszt, Beethoven o Eric Satie, conocidos masones o hermetistas de tipo rosacruciano. Roger J.V. Cotte desarrolla una simbólica capaz de ponernos a navegar en un viaje que interesa tanto a los estudiantes de la Ciencia Sagrada como a ejecutantes, diletantes y público curioso o culto en general. F. G.