Recuerdo del Tour de France, Compagnonnage, 1860
Recuerdo del Tour de France, 1860
 
 
LA FRANCE DES COMPAGNONS. François Icher. Ed. de la Martinière 1994, París. 200 pgs. 

Para nuestros lectores no familiarizados con el Compagnonnage, diremos que ésta es una institución compuesta de obreros y artesanos que, como la Masonería, tiene sus orígenes en la Edad Media y sus antecedentes occidentales en los Collegia romanos; se nucleaba alrededor de la Ciencia y el Arte de la Construcción, que reunía en los tiempos antiguos a todas las artes, igual que la catedral, o el castillo, o ambos, al conjunto del entorno urbano. Como se sabe, la sociedad medioeval estaba estratificada en segmentos distintos: el sacerdotal y sapiencial (la Iglesia), el rey, su corte y la nobleza (aunque el rey ejercía el poder sacerdotal, amén del poder real), y los comerciantes, artesanos, profesionales y administrativos incluidos (los que posteriormente constituyeron la burguesía y la pequeña burguesía) es decir personal calificado como aquel que puede ofrecer el Compagnonnage, en contraposición con la torpeza y la pereza de la masa (presente en cualquier estamento o "clase") que, desde luego, también colaboraba dentro de sus limitaciones. 

Las iniciaciones artesanales han sido en todas las tradiciones medios, o soportes, para actividades de orden intelectual-espiritual, a lo que debe agregarse la satisfacción y la seguridad que representa haber realizado un trabajo bien hecho, además del ritual de concentración que exigen estas labores. La juventud de los años 60 y 70 revalorizó el artesanado y lo hecho a mano con materiales nobles, en contraposición al proceso industrial y al mercado de consumo, y en forma natural muchos de sus miembros se convirtieron en artesanos, rechazando otras oportunidades y estudios, adoptando ese medio de subsistencia y también la forma de vida que implica vender los propios productos en la via pública o en determinados mercados. Agregaremos como curiosidad que estos mismos jóvenes de los años 60 y 70, también realizaron viajes sin metas fijas, que podrían equipararse a peregrinajes en busca del Conocimiento, peregrinajes que los Compañeros de la Vuelta de Francia (Compagnonnage) realizan, como su nombre lo indica, a través de todo el país, tanto en busca de nuevos aprendizajes y experiencias que les otorguen un mayor grado de sabiduría, como de técnicas y materiales con que ejercer su oficio, soporte de las aventuras simbólicas, intelectuales y cosmogónicas que respondan a sus requerimientos. De más está decir que estos peregrinajes son propios de todas las tradiciones, muchas de las cuales aún los practican, o han vuelto notoriamente a hacerlo, como es andar el camino de Santiago, propio de los hermetistas cristianos. La Edad Media marcó el auge de esta peregrinación que llevaba -y lleva- por distintos caminos europeos a Galicia a miles de fieles que tenían que afrontar toda clase de dificultades y peligros de todo tipo y naturaleza, lo cual equiparaba su viaje a una Iniciación, con las pruebas que ella conlleva igualmente en todas las tradiciones, como símbolos o ritos de la auténtica aventura intelectual-espiritual que supone la búsqueda y encarnación del Conocimiento. 

Despedida de un Compañero. Museo de Tours 
Despedida de un Compañero, Museo de Tours
La France des Compagnons nos ilustra sobre todos estos temas ligados al Compagnonnage, que aún sigue existiendo de modo activo en Francia donde ha vuelto a fructificar esta maravillosa planta, que se expresa a través de gremios: carpinteros, talladores de piedra, cobreros, plateros, vidrieros, etc. etc. 

El libro que comentamos, como objeto, es bellísimo e ilustrado con todo tipo de grabados en color y blanco-negro, tan curiosos como simbólicos. Llaman la atención de manera particular las fotos, los textos y la información sobre el Compagnonnage actual y su florecimiento, producto sin duda de la trayectoria de esta Institución, tan entrañablemente ligada a la Masonería. F. G.

 
 
 
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©  G. L. O. L. y A. 2013